lunes, marzo 08, 2010

Lo injusto por lo imposible

Es inevitable tratar de no pensar en cuestiones políticas, cualquier intento será instantáneamente derrumbado. Y es que en un país como el mío, la política está, se siente y sofoca en todas partes, tanto o más que los 40º y pico que actualmente recalientan el ambiente venezolano (en mi caso barquisimetano) a diario. Pero la verdad es que aquí tenemos casi doce años de altas temperaturas y no precisamente por el clima, bueno sí, el político; y últimamente, el frío que más se siente (casi el único), proviene de las conductas insólitas y "heladas" (por injustas e indignantes) del gobierno nacional. Dicho esto, entiéndase porque estoy aquí, otra vez, escribiendo sobre política.

Esta vez desde un cyber, donde en teoría venía "a despejar la mente", pero la necesidad de saber qué pasa en el mundo puede más. Sin embargo, esta vez hubo algo más que me llevó de inmediato a este blog, para terminar desahogándome y en cierta forma conseguir lo que quería, despejarme. Irónico pero cierto. Sentada frente al computador, a pocos metros de la amable y simpática señora con aire italiano, suena el teléfono y ella atiende. Hablaba de vacaciones, de recibir a unas personas en su casa durante la próxima Semana Santa, yo trataba de ignorar su voz, pero su tono y la alegría con que recibió la llamada, me dificultaron el trabajo. La conversación se extendió y yo, sin darme cuenta, había dejado de prestarle atención. Pero para mi mala (o buena) suerte, el darme cuenta de que lo había logrado, de que finalmente me concentré en lo que leía, vino acompañado de una reacción a la frase: "todavía Chávez no me lo ha quitado".

Qué no le había quitado todavía, no lo sé y tampoco creo que sea importante saberlo. La frase en sí misma sentencia más que cualquier dictamen del secuestrado TSJ de Venezuela. Aunque la señora dijo lo que dijo en tono de broma, que nunca falta en el carácter alegre del venezolano, es evidente que el arrebato de la propiedad promovido por el presidente Hugo Rafael, se ha convertido en uno de los mayores temores de la sociedad venezolana, temores que no han surgido infundadamente, sino del cada vez más descarado despojo a quienes simplemente "tienen", para dárselo (en algunos casos) a quienes "no tienen", y así construir un Estado de justicia, de igualdad.


¿Cómo se come esto?
Hay que preguntárselo. ¿Qué clase de "justicia"? y ¿a qué le llaman "igualdad"? No es justo quitarle a unos para regalarle a otros; que a quien tenga y se haya ganado con trabajo, sudor y sacrificio, o incluso porque nació con ello, lo suyo le sea robado para regalárselo a otros que no tienen (por las razones que sean). ¿Qué han hecho estos últimos para merecer tal premio? Al parecer, apoyar la revolución bolivariana es suficiente. Y ¿qué han hecho los primeros para que les sean robadas sus propiedades? Al parecer, simplemente "poseer". Conseguir "el bien" por medio "del mal", alcanzar "lo justo" por medio de "lo injusto", es una equivocación y una desviación del fin último (si este es realmente hacer algo bueno).

Por otra parte, pensar que se construye un estado de “igualdad” sólo a partir de la “justa” repartición de bienes, tampoco es correcto. La igualdad no es en principio, poseer todos lo mismo desde el punto de vista material, y de ser así tampoco es lo que el gobierno bolivariano practica, o al menos sus personeros no se incluyen en el paquete, porque si en algo ha cambiado el país últimamente en cuanto a la distribución de riquezas, es en que ahora “los ricos son los militares o revolucionarios, pero los pobres son los mismos”, y hasta otros más.

Si algo se está consiguiendo con este movimiento socialista, no es precisamente la igualdad de la que tanto alardean, la que tanto buscan por las malas, por la que pisotean los derechos de "unos" en pro de los derechos de "otros". ¿Acaso eso de distinguir entre unos y otros (que no lo invento yo, es la realidad), no es en primer lugar un claro indicio de que se siembra desigualdad?¿No es contradictorio sembrar odio, separación y desigualdad, para conseguir un “estado de iguales derechos”? Insisto, ¿cómo se come esto?

Porque lo barato sale caro
En realidad, la vía del socialismo impuesto, tomada por el gobierno bolivariano para “resolver” los problemas por los cuales algunos "nunca han tenido", para “erradicar la pobreza” en absoluto (gran utopía socialista), para “dar al desposeído”,… no es sino un camino fácil y cómodo en la búsqueda de una meta que, lamentablemente (para todos), le queda muy grande. Asimismo, se aprecia la limitada capacidad de los gobernantes revolucionarios, para encontrar y aplicar soluciones que realmente conduzcan al Estado de igualdad y justicia social que dicen edificar. Al final, sólo se quedan en pretensiones, muy probablemente porque pretenden lo imposible.

Por otra parte, relegar el concepto de igualdad -por encima de todo- al plano de lo material, es también bastante contradictorio en un gobierno que ataca al capitalismo, sistema que los chavistas condenan, precisamente por la importancia que en este se le da a lo material, según ellos mismos. A fin de cuentas, parece más obsesiva y dañina la actitud del socialismo bolivariano frente a lo material, que la del “capitalismo salvaje”. Justamente en eso, en salvajes, terminan convirtiéndose algunos ciudadanos que, a cuenta de haber sido “olvidados”, exageran su condición de víctimas y, movidos por la idea de “quitar para tener” (promovida ferozmente por el gobierno), se abalanzan violenta e ilegalmente contra otros, creyendo así, tomar con sus propias manos “la justicia”, ser más dueños de sí mismos y de sus destinos, y conseguir “igualdad”. Ilusos, ilusos, ilusos. Injustos, injustos, injustos. Por ejemplo: el problema de Franklin Brito y ahora, más recientemente, por nombrar sólo otro más, la invasión de la casa de los padres de Valentina Quintero.

Esta cruzada socialista que sólo unos abrazan y obligan a todos a hacerlo, por sobre todas las cosas está sembrando desigualdad, odio, injusticia, y con ello: un nuevo hombre, un “súper hombre” que, cuando se mire al espejo sin ego, vacío de su "yo por encima de todo y de todos", sin dramatismo ni lastima por sí mismo, sin máscara alguna y con real sinceridad, se preguntará dónde está aquel hombre que quería justicia, igualdad y libertad, porque ahora sólo encuentra en él, un ser despreciable, que se ha llevado y dejado llevar hacia la autodestrucción, tratando de resolver sus problemas por la vía fácil. Después de todo súper hombre, yo no te condeno, pero sí te responsabilizo por tus actos, porque ineludiblemente tú eres el dueño de ellos, has sido tú quien te has conducido por donde transitas, aunque cuando te des cuenta del monstruo en que te has convertido, sabrás también que ha sido culpa de quienes te empujaron a hacerlo y allí, entenderás para qué tanto les importabas: para nada.

Datos de interés:
- Carta de la hija de Valentina Quintero a la población de Caruao.
- Escucha en vivo "La Guarandinga", programa de radio de Valentina Quintero junto a Alonso Moleiro, de lunes a viernes de 5 a 9 am (hora venezolana).

Nota: pido disculpas por el uso excesivo de comillas, pero creo que ha sido absolutamente necesario emplearlas de ese modo.

1 comentario:

Ernesto G. dijo...

Leyendo estas cosas, me parece increible que tengas solo 24 años. Ya quisieran muchos que te doblan en edad tener esa claridad y ese madurez que muestras en tus escritos.