viernes, abril 02, 2010

Una "loca" que no corre como quisiera

Desde hace tiempo siento nostalgia por una de las actividades que más me gusta hacer, incluso al escribir estas líneas mis ojos se aguan un poco (sólo un poco), respiro profundo... y sigo. Es que he tenido que reprimirme, no me han arrebatado una parte de mí, pero casi. Por eso había estado sintiendo la necesidad de dejar salir algo de lo que llevo dentro sobre este tema, porque me siento frustrada, atada, vejada en mi libertad, entre otros sentimientos nada agradables que surgen a partir de la inseguridad que vivo en mi país, particularmente en mi ciudad, y las limitaciones de vida que esta situación genera.

Desde la página en facebook del grupo Ciclismo de Montaña en Barquisimeto, al cual pertenezco, traigo un texto que representa el empujón final que necesitaba para escribir este post. Allí, en esas líneas me vi reflejada y a la vez me eché de menos.

Recuerdo cuando podía salir sola a correr, aún corriendo cierto peligro, pero por lo menos podía hacerlo y disfrutarlo, ahora es imposible, porque la paranoia de que algo me va a pasar es mucha. Empezando por la zona en donde vivo, ya resulta peligroso poner un pie fuera de mi casa a solas o no, en plan de trotar, caminar o simplemente tomar un rapidito, taxi o ruta. Una de las últimas veces que lo intenté, me llevé el susto más repugnante de mi vida, no sólo porque un motorizado drogado se paró a centímetros de mí y otra señora en la parada, sino porque se divertía diciéndome (sí, a mí en específico), cualquier tipo de cochinadas que se puedan imaginar, además con una actitud tan violenta que en cualquier momento -pensé- me iba a llevar con él. Afortunadamente, no pasó de un susto.

Ese día me dije a mi misma: "olvídalo". Me despedí una vez más de la tentación de salir a correr, al menos no sola y desde mi casa. La inseguridad en esta ciudad, cuyas calles podía recorrer corriendo y escuchando música o simplemente a solas conmigo misma, bajo el sol inclemente o la lluvia divina, por mucho o poco tiempo; me ha hecho apartarme de una de las actividades que, como ya dije, más disfruto. Todavía recuerdo mi primera carrera, de la cual incluso escribí con mucha emoción en mi antiguo blog. Hoy debo conformarme con correr en una máquina (cuando me animo a hacerlo encerrada en un gimnasio), en un parque dando vueltas una y otra vez en un mismo lugar, o con no hacer ni lo uno ni lo otro.

Admito que no he dejado de correr, de hecho hace poco (aunque he perdido la práctica) pude participar en una carrera amistosa hecha en mi ciudad y de vez en cuando (muy de vez en cuando ahora) puedo salir a correr, pero acompañada, y no es que no lo disfrute, sino que me hacen falta esos momentos entre el asfalto y el ambiente, conmigo y más nadie allí, justamente allí. Volverán.

2 comentarios:

Ernesto G. dijo...

Excelente este texto. Gracias. Saludos.

RODOLFO dijo...

TE FELICITO SOY UN FAN LECTOR , DE TUS ESCRITOS, Y PUEDES EN ESTE CASO SALIR A MONTAR CON NOSOTROS.